La
historia de los Hijos de la Caída empieza en la Era Oscura de la
Tecnología, unos pocos años antes del comienzo de la Herejía de
Horus. Una gigantesca nave de colonización viajaba hacia el
Segmentum Ultima a través de la Disformidad, cuando se vio atrapada
en una Tormenta Disforme y la tripulación quedó en éstasis
mientras la nave continuaba su rumbo.
Cuando
volvieron a la normalidad, se encontraban más allá del Borde Este.
La Herejía había sucedido hacía varias décadas, pero nadie sabía
sobre este suceso. Perdidos en medio del espacio, aterrizaron en el
primer planeta habitable que localizaron, y lo denominaron Geminga.
Lo siglos
pasaron, y lentamente una pequeña civilización floreció en el
planeta. No tenían manera de entrar en contacto con el Imperio, ya
que ignoraban su posición exacta, y estaban demasiado lejos como
para detectar la baliza psíquica del Astronomicón; pero esto
también implicaba que estaban a salvo del Imperio. Puesto que no
habían perdido los conocimientos del la Edad Oscura, su tecnología
era muy superior a la del resto de la humanidad.
Eventualmente,
lograron detectar la señal del faro psíquico. El gobierno decidió
enviar una nave para investigar, ya que desconocían de la existencia
del Astronomicón. Esperaban encontrar el Imperio que hacía tanto
tiempo habían dejado atrás.
Por
supuesto, no fue así. La en un día gloriosa humanidad se había
visto reducida a apenas un cadáver podrido de lo que era antes. Un
régimen totalitario e ignorante, que a la vez odiaba y temía a todo
lo que no era humano. La nave fue capturada por la Inquisición y la
tripulación interrogada. No pudieron dar información detallada
sobre la localización de Geminga, ya que el Capitán destruyó los
archivos cuando fueron abordados. Toda la tripulación fue
considerada como Herejes y ejecutada. Se redactó un informe sobre
este evento, pero nunca tuvo impacto real. Quizá se perdió en las
profundidades del Administratorium, o quizá nadie lo consideró nada
más que un hecho aislado.
Sin
embargo, Geminga sí que supo de estos sucesos, gracias a que se les
envió un mensaje encriptado. El gobierno hizo una votación popular
para decidir el rumbo de acción. La vasta mayoría prefirieron
permanecer ocultos, por lo que pudiera pasar. Una minoría apenas
mencionable quería lo contrario: Darse a conocer al Imperio para
tratar de ayudarle a salir del pozo de oscuridad en que había caído.
Este pequeño grupo, considerado en su día como apenas un culto
aislado, tomó el nombre de Los Hijos de la Caída.
Nada cambió
durante siglos, hasta que se alcanzó un evento histórico. Una
invención que permitía enviar diminutas cantidades de energía de
un lugar a otro de manera instantánea. Al aparato se le denominaba
Radio de Taquiones, ya que su único uso real era el envío de
información.
Sin
embargo, con el tiempo una idea diferente surgió. Uno podría crear
un cuerpo mecánico y controlarlo a distancia, o incluso mediante
conexión neuronal, dado que el conocimiento sobre el funcionamiento
del cerebro lo permitía. Lo que es más, se podría fabricar un
cuerpo orgánico artificial y vivir a través de él.
Esta idea,
al principio inocente, acabó por provocar una ruptura en la sociedad
de Geminga. Parte de ellos querían vivir sólo con sus cuerpos
sustitutos (A menudo llamados Corpus), y el resto quería que fuesen
prohibidos, por considerarlos 'Antinaturales'. Al principio sólo
causó ataques aislados contra los primeros. Pero la tensión acabó
por aumentar hasta el punto en que se inició una guerra civil.
El
resultado era el de esperar. Los Corpus podían ser sustituidos. Las
vidas humanas, no. Tras una guerra que duró veinte años, sólo una
tercera parte de la población estaba viva. Los supervivientes eran
Sustituyentes u opositores que acabaron por rendirse y aceptaron
vivir a través de Corpus.
Durante las
Guerras Fraticidas, como se denominó a ester periodo, se hizo común
el enterrar las cápsulas que contenían los cuerpos reales en
búnkeres subterráneos para que no sufriesen daños. Cuando la
guerra finalizó, esta costumbre continuó, pero llevada al extremo.
Filas y filas de cápsulas se alineaban bajo tierra, cada una de
ellas con un complejo sistema de soporte vital que hacía que el
salir de la cápsula fuese innecesario, y hacía virtualmente
inmortal al usuario.
Los cuerpos
reales estaban atrofiados y escuálidos, pero a nadie le importaba.
La mayoría de la gente apenas pensaba que en realidad el cuerpo a
través del cual vivían y sentían no era más que algo artificial.
La
reconstrucción de Geminga duró varias décadas. La superficie del
planeta se vio cubierta de ciudades y fábricas casi por completo, y
los cielos se llenaron de polución. La población alcanzó valores
récord, casi cercanos a la sobrepoblación. Fue en esta época
cuando el movimiento de los Hijos de la Caída resurgió con más
intensidad. ¿Ya que se habían vuelto inmortales, por qué no
invertir parte de sus esfuerzos en ayudar al Imperio?
Finalmente,
con la subida al poder del Gobernador Alexander Sanders, considerado
por muchos como un tirano, la situación cambió por completo.
Prohibió de manera inmediata la presencia de Corpus activos en
Geminga, y obligó a todos los habitantes a abandonar el planeta.
Para asegurarse de que no se desataba otra guerra civil, planeó
cuidadosamente el golpe. En una sola noche, los robots que se
encargaban de mantener la seguridad ejecutaron a todos los Corpus. A
la vez, lanzó pequeños cargueros llenos de Corpus en perfecto
estado a los otros planetas de la cercanía. Algunos regresaron, y
fueron ejecutados de inmediato.
Todos los
habitantes se vieron forzados a buscar un nuevo lugar para vivir, con
lo que se dispersaron a lo largo y ancho de la galaxia. Después
comenzó la construcción de defensas. El planeta fue cubierto por
gigantescas estructuras defensivas, cañones láser del tamaño de un
crucero de batalla y gargantuescos generadores de escudo.
Los Hijos
se establecieron en secreto en millares de mundos. Cada uno vivía
como quería, sin que nadie les pudiera obligar a lo contrario. El
objetivo de restaurar el antiguo Imperio quedó sólo de fondo, ya
que ante la libertad que de repente se les ofrecía la inmensa
mayoría prefirió dar rienda suelta a sus deseos. Este estilo de
vida comenzó hará unos 5.000 años. Desde entonces muy pocos de
ellos han muerto, y su número ha aumentado lentamente.
Los Corpus
Estándar usados hoy en día por los Hijos son una modificación
extrema de un cuerpo humano normal, basado en los genes del usuario.
El tejido muscular es más espeso y fuerte, dándoles la fuerza y el
peso de un Astates con el tamaño de cualquier otro humano. Sin
embargo, duran apenas unos treinta años antes de envejecer con
rapidez. Cada vez que un Corpus es destruido, uno nuevo se produce en
el plazo de una semana.
Al
principio los Cospus se enviaban a un lugar concreto, solicitado por
el propio Hijo, a través de naves espaciales, pero este sistema se
demostró pronto que era ineficaz. Para ellos, se creó
el llamado
Erretter. Este artefacto del tamaño de una ciudad se ocupa de
producir transferir los Corpus y equipo producidos en Geminga (Y
otros planetas cercanos) a donde se les solicite.
Gracias al
cableado de plata que conecta los Hijos con sus Nexos, y los escudos
psíquicos, son completamente inmunes a los ataques directos de los
Demonios. Sin embargo, a lo largo de la historia algunos se han unido
voluntariamente al Caos. Tras unos pocos incidentes que acabaron con
graves pérdidas de vidas, se instaló un sistema en cada cápsula
que incineraba el usuario si se detectaban trazas de posesión
demoníaca.
Como
sistema adicional de seguridad, hay siempre Automatones y
Dreadnoughts Parva patrullando el complejo de túneles que contiene
las cápsulas. El incidente más grave detectado hasta la fecha acabó
con la muerte de más de setecientos Hijos a manos de un poseído
especialmente poderoso. La incineración se instauró tras este
suceso.
Por
seguridad, cualquier nave que se acerque al sistema solar que
contiene a Geminga es inmediatamente destruida sin aviso previo por
los sistemas orbitales automáticos. Hijos de cada esquina de la
galaxia son llamados para atacar y aniquilar la amenaza. Incluso la
pequeña luna que orbita alrededor del planeta, Genix, ha sido
transformada en un gargantuesco acorazado. Afortunadamente, está tan
lejos de los dominios del Imperio que muy pocas naves llegan ahí, en
cuanto a las desapariciones, los Hijos infiltrados en el Imperio se
ocupan de que no sean investigadas.
Hasta el
momento, nadie se ha acercado a la órbita del Gamatea, al sol de
Geminga. La Flota Enjambre Ibayasam fue lo que estuvo más cerca,
pero fue completamente exterminada por los Hijos a lo largo de una
larga campaña, antes de que pudiera ser detectada por el Imperio.
Durante
esta guerra sucedió otro hecho importante en la historia de los
Hijos. Durante una gran batalla, el psíquico más poderoso entre los
Hijos perdió en control sobre la energía disforme que estaba
acumulando y explotó. Todos los seres vivos a varios kilómetros a
la redonda murieron en la brutal detonación. No obstante, los Hijos
caídos no perdieron sus Corpus como solía suceder, sino que sus
almas fueron literalmente arrancadas de sus cuerpos, con lo que
fallecieron de manera definitiva. Se calcula que este suceso
perdieron la vida casi dos mil Hijos.
Como
consecuencia, el Primogénito (Esto es, líder electo de todos los
Hijos) dimitió, no sin antes prohibir el uso de poderes psíquicos,
para evitar que sucediese nada parecido. Incumplir esta norma es
castigado con la incineración, aunque se permite un pequeño uso de
esos poderes sin que se active el mecanismo de ejecución.
Aquí fue
el momento en el que el actual Primogénito, llamado Nathaniel
Krieger, llegó al poder. Es mucho más activo militarmente hablando,
y está llevando a cabo una campaña de conquista para añadir de
manera definitiva varios planetas a las posesiones de los Hijos.
Además es el único Primogénito hasta el momento que ha iniciado
batallas en las que se anuncia como una facción diferente.
También
fue el primero que aceptó que soldados imperiales se rindieran y
lucharan para los intereses de los Hijos. El sistema se popularizó
y en estas fechas hay una importante fuerza de tropas mercenarias
luchando para los Hijos. Humanos, Astates, eldar, tau, kroots,
véspides y rara vez algún orko. A los seguidores del Caos y los
eldar oscuros no se les da la posibilidad de rendirse, y los necrones
ni siquiera lo aceptarían.
Los Hijos
mantienen buenas relaciones diplomáticas con casi todas las razas.
Son excelentes aliados de los Tau desde su aparición como raza
inteligente. Ambas facciones han participado muchas veces en campañas
conjuntas, y han hecho intercambios de tecnología. Por ejemplo, los
Hijos obtuvieron las armas de Inducción y Lineares, y los Tau el
conocimiento del funcionamiento del cerebro. No obstante, ni siquiera
ellos tienen permiso para acercarse a Geminga.
Quiero más xD
ResponderEliminarMás? No hay más! XD
EliminarHasta aquí es donde puedo expandir el trasfondo. Puedo hacerlo más detallado en lo que tengo ya escrito, pero ampliarlo hacia el futuro requeriría un conocimiento muy profundo de Warhammer 40K, cosa que no tengo. ^^"
No obstante, me alegro MUCHO de que te guste! Te considero toda una referencia en conocimiento de Warhammer, y recibir tu aprobación es mucho ^^
O me perdido o por el medio el trasfondo dice que se prohiben en geminga la presencia de corp y luego continuas diciendo que sigue habiendo vida en dicho planeta. osea que la civilizacion esta formada por personas usando corp fuera del planeta y los del planeta con su propio cuerpa, cuando mas arriba dices que todos aceptaron rechazando su propia vida real por los corps.
ResponderEliminarAh, creo que ya sé a lo que te refieres.
EliminarTe lo explicaré con un ejemplo sencillo. Has visto Matrix, verdad?
Bien, imaginemos que en la peicula no hubiera humanos libres, fuera del control de las máquinas.
El mundo real, fuera de matrix, es Geminga. Todo lo que hay son un montón de cuerpos que no hacen nada, están conectados a una compleja maquinaria que transmite sus pensamientos a otro lado. Está prohibido estar en ese mundo real.
El mundo de matrix es el resto de la galaxia. Los Hijos viven allí como cualquier persona 'normal', pero no es el mismo sitio donde están sus cuerpos reales.
Hum...lo he dejado claro? Creo que lo puedo haber liado más XD
creo entender con tu explicacion que segun el trasfondo hubo una segunda guerra encubierta en la que se impuso vivir en corp y corp de repuesto sin devolver la mente nunca mas al cuerpo original.
ResponderEliminarCasi. El alma no se ha sacado del cuerpo original, sino que el cuerpo original está inactivo y está controlando por 'control remoto' el cuerpo articifial.
EliminarLos Hijos no saben sacar almas de cuerpos. Los únicos que pueden son los Necrones.
Muchas gracias por preguntar!
Ahora ya lo entiendo, entonces en el parrafo que dice q mandaron capsulas al espacio desde el planeta tienes el trasfondo revuelto porque es donde pierdo el hilo de la historia y ya no me entero de anda correctamente.
ResponderEliminarRecomiendo que lo revieses y corrigas detallando un poco mas la historia.
Tienes razón y lo haré, eventualmente.
EliminarRelamente interesante este trasfondo y muy diferente. Da por si sólo para sacar una novela...o varias. Lo cierto es que un ejército con ese trasfondo es propio de un Códex. He detectado una pequeña inchoerencia. Y es sobre los prisioneros que se pasan al bando de los Hijos de la Caída. Los Astartes no traicionarían al emperador por una simple rendición. Un cosa es que el Caos, con el poder de sus dioses oscuros los corrompa y se traicionen al imperio. Pero un Astarte nunca traicionaría al imperio por el simple hecho de salvar la vida. También hay algún acontecimiento poco claro que he tenido que releerme un par de veces para entenderlo. Pero en líneas generales he disfrutado mucho leyendo.
ResponderEliminarPor lo demás te felicito, me parece un trasfondo muy interesante y me inspira para diseñar algún escenario. Antes de ello prefiero analizar las unidades de tu ejército para ver que pueden dar de sí.
Un muy buen trabajo Ghazzkhull.
Un gritón de gracias! ^^ Me alegro MUCHO de que te guste.
EliminarSé que no soy muy bueno escribiendo. Lo verás sobre todo en los trasfondos de las unidades que he escrito ^^" Ese es uno de los motivos por los que no escribo historias.
Lo sé, y me fastidia mucho. Quiero que haya Astates y Hermanas de Batalla luchando con ellos, pero tienes razón en que no traicionarían al Imperio, ni aunque se les ofreciese la Verdad. En especial la Hermanas. Tal vez si les ofrezco galletitas? XD
Raro que no hayas dicho nada sobre los orkos. Siempre pienso que podrían ser buenos mercenarios (Mira los Hacha Sangrienta), pero nadie quiere contratarles (no les culpo)